Estando en el gobierno el PSOE de Rodríguez Zapatero, se
negoció la posibilidad de que una empresa rusa adquiriera una posición
dominante en la provisión de energía a España. Rusia, como se sabe, es el gran
proveedor de gas a Europa Occidental, y usa los flujos, como corresponde, con
un gran sentido político.
En ese entonces, el titular del PP, Mariano Rajoy, había rechazado la posibilidad de que Rusia
avanzara sobre los recursos de España.
Y ahora, como es lógico, defiende a Repsol porque claro, la pequeña
destilería de los 90 le permitió a Repsol, adquiriendo YPF, la posibilidad de
jugar en la primera del petróleo junto a Halliburton, Chevron y Exxon, junto al
descuartizamiento de Libia, el saqueo de Irak y, próximamente, el de Irán vía
Siria.
Recordemos que en el 92, YPF fue adquirida con el Plan Brady, es decir,
por dos pesos con cincuenta, y en esa etapa jugó de comisionista la "burguesía nacional". Luego aparecieron los capitales de origen texano o
caribeño para adquirir la totalidad de la ex-empresa de bandera, bajo el paraguas de Repsol, pero esa es
otra historia.
En cierto kirchnerismo (me refiero a quienes opinan en 678) se
tomó como una contradicción esta postura de Rajoy.
A mí me parece de lo más
coherente, porque en ambos momentos, el titular del PP defiende los intereses
de España.
Que después analicemos que dentro de España está defendiendo
unos determinados intereses particulares, es otra cosa. Creer que es disparatado el pensamiento de Rajoy por pertenecer al derechista PP es muy pero muy tonto. ¿O acaso olvidamos que el socialista o socialdemócrata Felipillo
González hizo lobby por Repsol, Telefónica, Iberia y tantas otras? ¿Y qué pasó con Iberia y Aerolíneas?
Apuntar a Rajoy quizás nos impida ver quienes son los
personeros locales (locales, con domicilio en este país) que pudieran haber dicho, o dijeron y decidieron, que los recursos naturales argentinos bien
pudieran ser, debieran ser o fueran de propiedad extranjera.
Esos son los que nos deben preocupar, porque esos pasan por
argentinos y no lo son.
EEUU y la Unión Europea son proteccionistas, pero nos
aconsejan a los argentinos las bondades del librecambio. Los términos cambian, pero ciertas líneas se mantienen a través de los años. Y las clases
dirigentes argentinas no solo aceptan esas bondades, sino que asumen su defensa
como propias, como si se refirieran a los intereses argentinos.
EEUU y la Unión
Europea no toleran ni permiten que capitales extranjeros tengan posiciones
dominantes en sus territorios, y en eso Rajoy suena coherente.
Y no es porque es de derechas. Se equivoca quien cree que la
socialdemocracia europea o los liberales (dicho esto en términos de un
intelectual de centroizquierda) de EEUU, por ejemplo, verán con buenos ojos que
el Estado argentino asuma mayores controles en la actividad económica. Porque
eso entra en contradicción con sus propios intereses nacionales.
El problema es nuestro: nuestro problema es que el grueso de
nuestros sectores sociales, políticos y económicos dominantes no actúa de acuerdo
a los intereses argentinos y ha asumido como propia la defensa de los
intereses de otros países.
Y eso sigue siendo así incluso con la globalización,
cuando ha disminuido el poder de los Estados nacionales. Quien no lo crea así,
se despertará viendo que de aquí a un corto tiempo, Grecia termina siendo una
colonia alemana.
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