sábado, 30 de noviembre de 2013

¿GANAMOS O PERDIMOS?



Hace unos cuantos años, una película española (“Asignatura pendiente”) se hizo famosa por una frase emitida por el personaje que actuaba José Sacristán: “no podemos pasarnos otros 50 años hablando sobre los 50 años que pasaron”. No es textual, pero esa era la idea.
Está visto que frases, preceptos, refranes y fábulas de Esopo, Samaniego, Lafontaine y otros, sirven para un barrido como para un fregado. Aquí le sirvió a Bernardo Neustadt, socio o ex socio por ese entonces de Marianito Grondona, para tapar mediáticamente los crímenes de la dictadura, y de paso, adscribir al Consenso de Washington, al menemismo, a María Julia, a las privatizaciones y a un Estado activo en la exclusión social. Los sectores sociales beneficiados directa o indirectamente de ello, lo seguían con cierta meliflua devoción por la popularidad que había tenido antes la tablita cambiaria y en ese entonces la convertibilidad.
¡Al fin pertenecíamos a un Primer Mundo virtual donde no se premiaba el trabajo y el esfuerzo sino la tenencia de dólares!
Esto es archisabido, pero viene a cuento por una frase actual de Ernesto Laclau, quien sostuvo en una entrevista reciente que las políticas inclusivas llevadas a cabo por Cristina “son verdurita” comparadas con las realidades efectivas del primer peronismo. Celebramos la evolución ideológica de Laclau y queremos decir, solamente, que en términos de poder de los sectores dominantes, estamos mucho más atrás que en los 50, y esa fue la comparación de Laclau.
 Luego de Neustadt, del menemismo y del Consenso de Washington, se destaparon los innumerables crímenes de la dictadura (que arrasaron a dos generaciones) y se intenta desde hace una década construir un Estado al servicio del pueblo y no solo de los poderosos. Pero queda mucho por hacer y no es fácil remover costumbres arraigadas, porque no en vano este Estado fue diseñado a través de siglos para servir sólo a los poderosos de siempre, desde Rivadavia y Mitre en adelante.

Otra realidad archisabida (que a veces olvidamos) es que el poder político-institucional es una parte pequeña del poder real de este país, y en este sentido reivindicamos no solo la decisión de Néstor Kirchner de “no dejar los principios a un lado” sino también el haber restablecido el principio de autoridad presidencial, principio del que hace gala Cristina. Un mes atrás, más de uno la imaginaba esfumándose de la escena, y hoy de nuevo está en el centro de ella.
A los márgenes, a derecha o izquierda, sólo hay saltos al vacío (lo que Perón llamaba "bosta de paloma"). 
Y si bien sigue vivo en la imaginación de mucha gente pertenecer al Primer Mundo o fantasear con la convertibilidad, esa gente no es tonta cuando llega la hora de dar saltos al vacío. Simplemente no los da. 
Pero no por ello hay que quedarse sentados esperando que la magia nos envuelva: hay que militar la calle, convencer con hechos, trabajar sobre el estúpido individualismo impuesto como sentido común dominante.
Y eso nos indica que si es necesario, seguiremos otros 50 años hablando de los 50 años que pasaron.

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Me soplan acá por la cucaracha que los años eran 40 y que la película era "Solos en la madrugada".

Muy bueno el programa.

Jorge Devincenzi dijo...

Es cierto, me equivoqué. Solos en la madrugada (1978) y Asignatura Pendiente fueron dirigdas por Garci y protagozadas por Sacristán.

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