jueves, 5 de agosto de 2010

HABLEMOS DE MUJERES

Este post puede ser mal interpretado, considerado deleznable, decadente o cualquier otra cosa por algunas mujeres. Pero lean bien, y luego opinen.
Como introducción, va el trailer de la película de Ettore Scola titulada precisamente ESTÁ PERMITIDO, HABLEMOS DE MUJERES, Parliamo di donne.
Por qué debería estar permitido o prohibido?
Y abajo, como súcubo de la literatura, subo el post de una observadora perspicaz, la mendocina Romina Garshabene, cuyo título es más provocativo que el mío, y sobre todo más explícito:






Escribe Romina:

¿De qué hablan los hombres, ahora que se acabó el mundial y todavía no empieza el torneo apertura, cuando se reúnen más de tres alrededor de una botella de cerveza?

De nosotras, las mujeres. De eso hablan los hombres. Pero ellos no hablan sobre las mujeres, hablan específicamente de “las minas”. Es decir, hablan sobre un concepto (imaginario) que ellos han inventado sobre las mujeres, y que por picardía o por ignorancia le llaman “las minas” ¿Pero qué cosa es para los hombres una mina? Por ahora sólo les diré que es una invención.

Así también, cuando los hombres se reúnen para hablar de “las minas” y su relación con ellas, utilizan diferentes definiciones según su formación o su oficio. Los bohemios (escritores-actores –artistas plásticos-vendedores de elixires) declaran tener con las mujeres una relación de “construcción poética”, los filósofos (libres pensadores del universo y su movimiento) la definen como una “contemplación de las ninfas”, y los obreros metalúrgicos le llaman a esta relación “coronado e introducción del perno de engranaje”. Pero en definitiva la invencióndel término "las minas" prevalece por encima de todos los ámbitos, las formaciones y las profesiones de los hombres reunidos para hablar sobre las minas.

Sé que es un tema architratado, sé también que hay muchos libros jocosos escritos sobre el tema y todo lo demás, pero esos libros de cuentos y ensayos (escritos por hombres) hablan sobre ese concepto inventado de la mujer. Muy pocos de esos ensayos bienaventurados hablan de las mujeres en el sentido genealógico del término, es decir, del origen de la mujer. De lo que hablan los hombres, ya sean poetas, filósofos u obreros metalúrgicos, es sobre una invención de la definición del término mujer. No sabemos porqué, quizás por cobardía, por inmadurez o simplemente por desprecio hacia las mujeres.

Muchas veces se ha dicho que las mujeres somos tratadas por los hombres como un objeto sexual. Pero pocas veces se ha dicho que las mujeres somos tratadas por los hombres como un objeto de conocimiento y que ese trato tampoco es menos miserable que todos los demás tratos. A esta altura todos y todas ustedes creen que esta nota se trata de un delirio, pero me animaré a desafiar su inocencia y demostrarles lo contrario. Veamos más de cerca qué es elconocimiento y cómo es su relación con la naturaleza.

En una serie de conferencias que dio Michel Foucault sobre "La verdad y las formas jurídicas", apoyándose especialmente en Nietzsche, explica que el conocimiento no tiene origen, sino que fue inventado por el hombre. El conocimiento, entiéndase la ciencia, es el resultado de un juego, el conflicto, la lucha y el compromiso entre los instintos. No hay continuidad entre el instinto y el conocimiento, sino una ruptura. Por lo tanto la relación que el hombre tiene con su objeto de conocimiento es de dominación, subordinación, violencia, en definitiva es “una relación de violación. El conocimiento sólo puede ser una violación de las cosas a conocer y no percepción, reconocimiento, identificación de o con ellas”.

¿Pero cómo hace el hombre para comprender la naturaleza y así poder inventar su concepto sobre ella? Para comprender la naturaleza el hombre utiliza tres instintos: reír, deplorar y detestar. El conocimiento no es más que la compensación entre esos tres impulsos. Esas tres pasiones –reír-deplorar-detestar- es la manera que tiene el hombre no de identificarse con el objeto, sino de mantenerlo a distancia, “de diferenciarse o de romper con él, de protegerse de él por la risa, desvalorizarlo por la deploración, alejarlo y finalmente destruirlo por el odio”

De la misma manera que el hombre inventó los conceptos (la ciencia) para comprender los fenómenos de la naturaleza, para poder así dominarla, poseerla y violarla, de la misma manera se atreven los hombres a hablar de las mujeres, o mejor dicho, de “las minas”, su invención, su creación ideal, su concepto erótico. Los hombres no conocen el origen de las mujeres, que no pueden intuirlo, ni siquiera sospecharlo, y por lo tanto es imposible que puedan identificarse con ellas, su objeto de conocimiento. Para poder crear, inventar su concepto“mina” o“minita”, no les queda más que la compensación de la risa, la humillación y la repulsión.

De esta fútil y nada poética manera es cómo los hombres conocen y conciben a sus estimulantes musas ¿Pero qué tanto quieren los hombres conocer de las mujeres? No les hace falta imaginarse mucho, simplemente deben hacer conciente la simple resolución de un instinto primario. Los hombres hablan, debaten y discuten alrededor de una botella de cerveza, sobre la manera más factible de poder cojerse a una mina, o dicho de una manera más epistemológica, poder convertir su objeto de conocimiento en un concepto susceptible de definición, es decir, un concepto culiable.

A ese debate, discusión, planteo teórico o construcción imaginaria, los contertulios reunidos en el bar de la esquina le llaman “hablar de minas”. Y sin ir más lejos, a esta misma hora, en algún lugar de tu pueblo o de tu ciudad, tu padre, tu hermano, tu novio y tu vecino están discutiendo con otros hombres sobre la posibilidad de inventar un concepto culiable. Su objeto de conocimiento: las minas que desearían cogerse. No te alarmes, no pegues el grito en el cielo, sólo es ciencia, la gaya ciencia.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente nota Jorge, seguramente generará mucha polémica..
Desconozco de qué hablan los hombres cuando hablan sobre NOSOTRAS, aunque puedo intuirlo.Ya desde el acto sexual en si mismo el hombre "cree" tener cierto poder sobre la mujer y viéndolo desde afuera es un acto violento, somos PENETRADAS por un miembro, y eso los hace sentir TAN MACHOS!!, por tal motivo la famosa frase cuando algo sale mal: "es la primera vez que me pasa", es que allí pierden su virilidad , EL FALO..QUE TERRIBLE!!!
Creo que por ello tanta desesperación por llevarnos a la cama: PARA DEMOSTRAR QUE PUEDEN ENTRAR EN NOSOTRAS, EN EL OBJETO DESCONOCIDO Y DESEADO.
ESO SI, Tenganlo en cuenta MACHOS, están entrando en una VAGINA y NO EN UNA MUJER (que es MUCHO MAS QUE ESO, NO SABEN LO QUE SE PIERDEN).
Obviamente esto no les compete a TODOS...
Maria Jimena

Unknown dijo...

en todo caso está bastante equivocada, los hombres no hablamos de mujeres, hablamos de sus culos (?) y por hay de sus tetas. Osea, de anatomía, nada más.

Muy buen porst jorge, gtracias por compartir.

Angeles dijo...

"Yo no soy tú, hombre,yo no soy todo y,en este sentido,yo no represento una unidad del género humano.El género humano está compuesto de dos géneros y ninguno puede ser el modelo del otro." de Luce Irigaray, AMO A TÍ

Angeles dijo...

“el sujeto femenino privilegia, casi siempre, la relación entre sujetos, la relación con el otro género, la relación de a dos”.
En cambio, los hombres se inclinan por una relación sujeto – objeto, que se realiza a través de un instrumento o elemento mediador. Finalmente, en vez de la relación de a dos, los hombres prefieren la relación yo – ellos." Luce Irigaray

Angeles dijo...

Hombres y mujeres no son iguales.. lo femenino viene a instituirse como la diferencia por relación al orden logo-falo-céntrico que, en particular la razón moderna vino diseñando el universo simbólico predominante. Para Luce Irigaray lo femenino es lo desconocido en la ciencia, el fleco ciego del logocentrismo.
La mujer se constituye en su deseo por el deseo masculino y será pensada como objeto también por el sujeto masculino, con lo que el resultado será, no una auto-imagen, sino más bien una falsificación, una sombra de la famosa caverna platónica
L. Irigaray

Angeles dijo...

El encuentro entre una mujer y un hombre puede alcanzar una dimensión de universalidad si tiene lugar en la fidelidad de cada uno a su género; o, que las mujeres necesitan una cultura adaptada a su naturaleza, el género humano no puede elaborar una civilización sin preocuparse de representar válidamente los dos géneros que realmente es y garantizar la comunicación entre ellos, no solamente en la forma de transferencia de informaciones, sino de intercambios intersubjetivos" Luce Irigaray

Angeles dijo...

"El cuerpo femenino servirá, de núcleo para un nuevo discurso que se oponga al discurso patriarcal y, en conexión con él, situará al placer de la mujer, que es la mayor amenaza para el discurso masculino puesto que representaría su irreductible “exterioridad”. El placer femenino escapa a todas las dicotomías del pensamiento binario logocéntrico; tampoco tiene cabida dentro del falocentrismo patriarcal. El hecho es que el sujeto siempre fue determinado de modo masculino." Luce Irigaray

san pablo dijo...

ojalá que al haberse caído de su caballo haya visto el resplandor, como yo, Devincenzi

Jorge Devincenzi dijo...

Gracias a los mismísimos santos, que me escriben desde sus celestiales aposentos.
No vivimos ganando carreras sino cayéndonos del caballo, una y otra vez.

Jorge Devincenzi dijo...

ese post fue escrito por una mujer

Eva Row dijo...

Lo que no entiendo es el por qué del uso de la palabra culiar (o culear) para referirse al coito heterosexual.

Que yo sepa el varón usa su culo para el coito homosexual, o mejor dicho, como se dice ahora: el coito igualitario.

Con una mujer, el varón pone en en el ruedo su excrecencia genital, su órgano emergente. Es mentira que con su culo pueda hacer un pito.

Ah, la que pone el culo es la mina!!! me va a decir cualquier mistongo. Garshabene, caga forte, mangia tutto: non ha paura a la morte.

Pero por qué (nuevamente y disculpen) la mina pone el culo igualitario, eh? No señores, ella pone otra cosa, pero ustedes insisten con el culo, sueñan con el culo. Por eso le dicen "culiar".

¿Para qué caso usan los varones la palabra poética que alude a la caparazón donde anidó un molusco, que a su vez alude al órgano interior de la mujer que consta de un espacio para recibir la excrecencia masculina pero que sobre todo consta de una excrecencia análoga a la masculina aunque muy pequeña, que aunque no parezca por el tamaño funciona como el único proveedor de orgasmos?

Sólo para insultar a los varones a quienes ya se les dijo "hijo de puta" y todavía no alcanza. Entonces al vituperado se lo envía a la caverna de la caparazón vacía de un molusco, que habita en el cuerpo de su hermana.

Los varones piensan en culos, por la gaya ciencia. ¿Y qué pasaría si pensaran un poquito apenas en la excrecencia femenina?

Es que todavía muchos no la han descubierto, sigue siendo todavía un objeto inexpugnable, sobre todo para el pobre Nietszche.

Jorge Devincenzi dijo...

Eva: en Mendoza, de donde viene esa nota, se habla un castellano con diferencias respecto del de BsAs, quizás más cercano al español. Si vas a una verdulería y pedís remolachas, nadie entiende: tenes que llamarlas veterabas. La tira de asado se llama costilla cruzada. Los platos playos son platos pandos. Decenas de palabras por el estilo. Un día voy a intentar un post sobre eso. Allá, coger se dice culiar, no tiene el significado de aquí

Eva Row dijo...

Jorge, ¡qué error! ayer con mi marido dimos por sentado que esa Romina Garshabene era un personaje de tu invención, que escribías vos. Ahora fui a ver en Google y efectivamente está esa mujer. Bueno, ahora es otra cosa.
Los mendocinos (tengo una ex-cuñada mendocina) hablan con su vocabulario particular, es cierto. Ella dice "carne molida" a lo que decimos acá "carne picada". Allá quise comprar un Patty y nadie sabía lo que era. De cualquier manera el término "culear" que algunos usan acá, me llamó siempre la atención.
Ahora voy a releer con otros ojos la nota, me resulta muy interesante también siendo escrita por una escritora real.

Jorge Devincenzi dijo...

Con ese apellido no va a ir muy lejos!!

Anónimo dijo...

Existo, y estoy vivita y culiando. A propósito, Jorge, me va muy bien con mi apellido. No soy de Mendoza, viví un tiempo allí y me quedaron algunas huellas en el idioma. Colaboro con el blog el fanzine desvío cósmico,ellos sí, son de Mendoza. besos

Jorge Devincenzi dijo...

Me avisa la lectora Silvia que es donne, en plural. Corregido

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