viernes, 22 de julio de 2011

Quien quiera oír que oiga (1)

¿No será la hora de terminar con autocríticas, flagelaciones y catarsis?

El resultado electoral del domingo tiene varias lecturas posibles de las que se han ocupado con mejor fortuna intelectuales kirchneristas, periodistas, medidores de opinión y otros. Podrá ser visto como una derrota más, pero no lo es. O lo será, en todo caso, si no se advierte que se ha agotado un modo de hacer política y un modo de construcción en el campo propio. El triunfo de Macri, de repetir en la segunda vuelta, lo confirma como el principal referente nacional del conservadurismo local, sin arriesgar en octubre, es decir, con economía de fuerzas y mayor eficacia que la del campo propio ya que solo expone un distrito con limitada incidencia en el voto nacional aunque con un eventual alto valor como señal opositora. Por lo cual, no valen ni las catarsis ni las autocríticas si no se advierte que así se ha despertado a un monstruo.
Esto no signfica que cambiemos a Jauretche por Durán Barba o que Christian Ritondo se convierta en ejemplo de lo que se debe hacer. Es en medio de los fracasos cuando uno tiende a creer que el error consistió en no seguir la estrategia del enemigo victorioso, que éste era el dueño de la razón y –peor todavía- que terminenos identificados con él como a veces sucede con las víctimas. Pero en cierta medida, tampoco Jauretche es suficiente si no somos capaces de decodificarlo teniendo en cuenta que, aunque las líneas centrales de su visión continúan en pie, vivió en una época muy distinta de la actual. Y sólo lo cito porque el apagon sufrido por el pensamiento nacional es uno de los núcleos de la actual desorientación de la militancia.
La idea que pretendo desarrollar es que este colectivo militante repite una receta que ya resulta anacrónica y que ese modo de “militar”, a la sociedad actual (sociedad o fragmentos superpuestos de distintas sociedades, si se quiere) le resulta exótico e infecundo. En el discurso criticamos con frecuencia la “crisis de la representatividad” pero la practicamos apasionadamente.              
Las concepciones políticas en boga han impuesto definiciones que es preciso resignificar: militancia social vs militancia política, cuadros políticos vs cuadros técnico-administrativos, política de cuadros vs política de masas, etc.
El modelo universal de agrupación o grupo político es el de una de las tantas variantes del partido leninista al que el mito atribuye la toma del poder en la Rusia de 1917: cuadros (pocos) por un lado, masas por otro, locales (cuando los hay), publicaciones con mayor o menor fortuna de acuerdo a los medios económicos y editoriales disponibles, una variada oferta de extensión cultural pero sin una apropiación efectiva del territorio, sin política por cuanto su presencia significaría algún grado de “transformación” de la realidad circundante o abarcable, y careciendo en general de una práctica de formación siendo esta un aspecto de la acción política, y la acción política la única razón de ser de la organización. Cuando este último factor se invierte, el “cuadro formado” se convierte en el evangelizador de una “verdad”. Tampoco se expresa en poder efectivo (y votos) que los locales partidarios ofrezcan -como sucede- clases de yoga, biblioteca, computación o danzas folklóricas.
El problema no es nuevo y tiene varias aristas.
Se está discutiendo al menos desde los primeros 80, entre la política entendida en su concepto original, que requiere dominio del territorio y relaciones interpersonales, y la telepolítica que se desarrolla en el seno de los grupos primarios e incluso en la conciencia de los individuos a través de los medios de comunicación. Se podrá opinar que nada reemplaza a la primera en el momento de la decisión, pero lo cierto es que el segundo se está profundizando y la campaña antipolítica de Macri lo prueba. El amurallamiento (estos somos nosotros) en la agrupación o grupo político de este tipo requiere unos pocos cuadros o líderes, quizás uno solo. Serían idealmente semilleros de nuevos cuadros políticos, pero en la práctica no siempre sucede.

Ese modelo de organización se adecua a un escenario de resistencia al poder instituido, cualquiera fuera. Su éxito es anacrónico e históricamente falaz, pero funciona bien en una estrategia defensiva.
(El cambio político producido desde 2003 en el gobierno le incorporó otro ingrediente: los recursos siempre escasos para funcionar pueden provenir ahora del Estado, con lo cual las agrupaciones se convertirían en extensiones o puntos de apoyo de la lucha por el espacio en las reparticiones de gobierno, sin que ello necesariamente signifique que confrontan distintas políticas o concepciones. En ese sentido, la universalización de las prácticas de las privatizaciones periféricas (asociadas con la crisis de las “instituciones totales” propias del Estado de Bienestar) a nivel estatal, agregan una dimensión nueva donde con frecuencia se están defendiendo o enfrentando intereses privados que preservan porciones ganadas dentro del Estado o intentan capturar otras. Esta realidad está más allá de nuestra voluntad y en todo caso los cuestionamientos éticos forman parte de otra discusión ajena a lo que aquí se plantea: la ética no es eterna e invariable, sino una construcción histórica del poder y del sentido común dominante).
Otro elemento de confusión es que el modelo organizacional de agrupación o grupo político local tiende a culminar en la conformación de un partido activo, con su política de formación de cuadros, constitución de una burocracia dirigente, etc. El kirchnerismo ha heredado, por su lado, la idea de un partido que sólo funcionaría en épocas electorales y que se desactiva en las que no lo son. Eso facilita, cuando se producen derrotas electorales por ejemplo, las críticas y las culpas sobre las superestructuras en una etapa en la que el adversario, con los recursos casi ilimitados del poder tradicional, abre generosamente las puertas a una “pata peronista”.
Nada nuevo, en realidad, desde aquello del hecho maldito del país burgués (Cooke): un partido domesticado que prioriza la gobernabilidad (la ausencia de política legislativa es la prueba más palpable) habla de una dirigencia que ha confundido su rol y acaba dominada por el adversario.
Sin embargo la confusión no termina allí, porque las críticas desde las agrupaciones locales suele excluir el propio rol en la transformación de la realidad efectivamente abarcable, que eso es el poder. “No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre” (sultana Aixa a su hijo Boabdil, año 1492, tras la pérdida de Granada). In extremis, la acción política termina convirtiéndose en comentario, opinión.
A ello se suma la ausencia de hegemonía en los distintos sectores del kirchnerismo porteño, al menos tres, donde es visible no tanto la fragmentación como sí su heterogeneidad. Filmus se afirmó sobre uno de ellos, el progresista de tradición no peronista, que si bien tuvo un mejor desempeño en algunas comunas, no alcanzó a revertir el resultado porque carece de poder interno y no es reconocido por los otros sectores kirchneristas.           

Los dos frentes principales o campos de batalla son al interior del Estado y en el seno de la sociedad.
Desde 2003 se produce una paradoja: por un lado, al incorporar la dimensión (y autoridad) política, el gobierno ya no responde automáticamente al poder diversificado, pero sus cambios no se ven reflejados en cambios simétricos en el seno de la sociedad.
El porqué de esta asincronía obedece a distintas cuestiones: entre ellas, la confusión respecto de cuál es el campo donde se batalla. En la cristalización de esta confusión el gobierno tiene una incidencia relativa, limitada a plantear un cambio de escenario que puede ser comprendido, aprovechado o rechazado en el seno de la sociedad. El kirchnerismo, entretanto, y en él caben tanto las agrupaciones como el fenómeno bloguero, comenta las acciones de gobierno como un amplio y diverso seisieteocho.    

El kirchnerismo combina dos tradiciones: una vocación de mayorías tributaria del peronismo, y su espejo, la de los grupos progresistas de vocación minoritaria y variada tendencia que insisten empecinadamente, aún con todas las autocríticas a través de los años, en pretender que la sociedad se ajuste a sus cosmovisiones.  
Resuenan en ellas todas las variantes del “esclarecimiento”, cualquiera fuera, como una catequesis laica, incluso la de marca propiamente peronista.
Esto genera una desconcierto propicio a los microclimas. En gran medida, un microclima multitudinario es lo que se vivió en la campaña electoral. Porque ciertamente, ningún grupo político supera en número y entusiasmo a esta militancia. Pero es pertinente recordar que el mismo fervor se vivió en 2009, y con eso se cosechó un 11% de los votos (Heller). El fenómeno reconoce cierta similitud con la capacidad de movilización de la ultraizquierda no-kirchnerista o anti-kirchnerista: esos miles de activistas que llenan las calles son los únicos que votan por sus candidatos, pero son vistos como extraños por la sociedad.
Como los resultados se miden en votos y no en claridad conceptual, sería necesario advertir primero que no hay una generación espontánea de los espacios de militancia; por el contrario, estos se inscriben en la historia del peronismo, o si se quiere del campo nacional y popular, marcando la continuidad de un espíritu resistente que podría rastrearse hasta 1955.
Contra la proscripción en las épocas de la democracia restringida y proscriptiva, contra el modelo neoliberal en los 90. En la primera, la crítica más frecuente era que esa capacidad de resistencia impedía la consolidación del enemigo pero no alcanzaba para tomar el poder. Esa limitación llevaba a distintas estrategias cuyo detalle no vale la pena detallar aquí, pero sí es pertinente señalar:
a) que Perón volvió a la Argentina por la lucha de la JP, ya que los sectores políticos del PJ y el sindicalismo estaban dispuestos a acordar con el régimen una suerte de peronismo sin el líder. Esto no significa entrar en la lógica de la traición, sino plantear las limitaciones y la propia naturaleza de esas estructuras. b) que la irrupción de la juventud en la lucha política fue inesperada, pero sobre todo una pura “creación” surgida en los pliegues de la sociedad.     
En la segunda etapa, a la que pertenecen la mayor parte de los militantes actuales, el enemigo (ahora encaramado en la propia cúpula del PJ) se adueñó de la palabra y de las significaciones, degradándolas y convirtiendo a la política en una eficaz herramienta de ascenso social. Frente a ello, “la corrupción es sistémica” (Chacho Álvarez) pero no más que eso. La protesta se invisibilizó y los protestantes, a la defensiva, resistieron cada uno según sus posibilidades y suerte.
La gran apertura marcada por Néstor Kirchner nos ubicó en otro lado, desinvisibilizando esa resistencia de muchos militantes y grupos que no habían sido cooptados por el poder hegemónico.
Esa hegemonía se ha corrido a nivel del gobierno, pero no en el seno de la sociedad.
En el paso de una etapa a la otra, las agrupaciones no se transformaron. Siguieron funcionando con el mismo modelo, con el agregado de que habían cambiado las señales desde arriba, y con ello, una parte del tiempo de militancia comienza a ser usado para comentar o interpretar esas señales sin que se tenga la capacidad para incidir en lo más mínimo en ellas. Y cuando el nivel de comprensión es mínimo o nulo, queda siempre el recurso de explicar las medidas del gobierno como desconocidas “razones de Estado” solo practicables a los iniciados que las explican por no menos desconocidos vínculos con los pliegues del poder.   

La vigencia del “enemigo” en términos de democracia nos debería servir para evaluar cuáles son las herramientas más adecuadas para derrotarlo, teniendo en cuenta que la gran batalla cultural del siglo XXI está en la subjetividad de los ciudadanos.
En efecto, Buenos Aires fue la ciudad culta, opulenta y cosmopolita situada a espaldas del país real, de cara al Imperio y viviendo de las rentas extraídas del interior. De aquella opulencia dio cuenta el 2001, cuando ya las recetas economicistas del Banco Mundial habían desarticulado el sistema educativo, y hoy solo queda su inveterado cosmopolitismo, marcado en la actualidad por redes sociales, medios de comunicación y otras herramientas globales dirigidas desde el Imperio que construyen el sentido común dominante.
El poder imperial tiene tres patas: el dominio militar que funciona como amenaza, la propiedad de la innovación tecnológica y los medios de comunicación (Emir Sader).
La lógica de centro-periferia subsiste en esta etapa del capitalismo, pero de un modo diferente al que se dio en la posguerra y que fuera estudiadas por los teóricos de la dependencia (Furtado, Jaguaribe, etc.).
La tributación de la periferia al centro, el flujo desigual de bienes materiales e intangibles, se realiza ahora entre países y corporaciones, entre países periféricos y centrales, pero también entre ciudad e interior, y dentro de las ciudades, entre sectores de la población.
El flujo desigual de bienes intangibles permite la actual hegemonía del pensamiento neoliberal en sectores sociales que pueden ser sus víctimas objetivas, lo que da cuenta de una subjetividad escindida, marginalidad, indiferencia social, violencia, individualismo, consumismo, etc.

Escisión que no puede entenderse en términos anticuados como “clase social”, ya que víctimas y victimarios se inmolan en la misma hoguera de las vanidades: el mercado. O dicho en otros términos: “todos somos capitalistas”, no hay una alteridad que funcione como contraidentificación.
Esto también permite entender lo que sucede con el macrismo, porque esta “mayoría silenciosa” hoy está en condiciones de imponerse electoralmente y remite a la misma alianza de sectores sociales que consagró al menemismo, donde las víctimas elegían alegremente a sus victimarios. 
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jueves, 21 de julio de 2011

Segunda vuelta, perplejidad


Respecto de mi post anterior, escrito por el entrañable amigo Teodoro Boot, agrego un fragmento cortito, diez líneas a lo sumo, de Manuel Vázquez Montalbán.
Lo trasncribo de su novela Sabotaje Olímpico, quizás la más surrealista de la serie de Pepe Carvahlo aunque no de las que más me han gustado, y es como sigue:

Carvalho alzó una ceja como lo hacía Gregory Peck cuando quería expresar sentimientos, falta de sentimientos, sentimientos encontrados, pasión, compasión, instinto, emotividad, cordialidad, delicadeza, conmoción, efusión, introversión, extroversión, trauma psíquico, alegría, odio, pena, patetismo y perplejidad, sobre todo perplejidad...

Espejismos porteños

Espejismos porteños
por Teodoro Boot


La relación enfermiza entre Buenos Aires y el conjunto del país viene de antiguo, es en realidad anterior a la independencia y ha pasado por distintas etapas que no viene al caso enumerar ni analizar acá, aunque sí, tal vez, tenerlas presente.
No hay tampoco nada extraño ni extraordinario en esto, ni en la macrocefalia porteña, esa cabeza de Goliat que algunos creyeron ver emplazada en un enclenque cuerpecito argentino: es condición de la dependencia y el colonialismo y regla común a todo el Tercer Mundo; deformidad tenida por normal y que provoca asombrosas distorsiones de la percepción, que va desde creer economía nacional al comercio exterior y llamar economías regionales a la economía nacional, hasta considerar “pajueranos” a los habitantes del interior argentino, convertidos para esa distorsionada mirada porteña en oriundos de un exterior ajeno y a menudo hostil.
Hay años de colonización cultural y pedagógica detrás de esta alteración de las percepciones, que no habría que tomarse muy a la ligera, habida cuenta el rol que en la era actual cumple la instantaneidad y universalidad de las comunicaciones, por más que en rigor hablemos de una universalidad relativa o acotada.
Los medios de comunicación “nacionales” son y no son nacionales: lo son en tanto llegan con su imagen, su voz y sus textos a todo el país, pero no lo son en tanto llegan a todo el país trasmitiendo una problemática que no es la de todo el país, sino apenas la de la ciudad de Buenos Aires, con la episódica inclusión del Gran Buenos Aires, pero sólo como productor de “inseguridad”.
No es ya cuestión de decir que un rosarino, un cordobés, un pampeano o un jujeño están perfectamente al tanto de todo cuanto ocurre en Buenos Aires sin que ningún porteño tenga la más remota idea de qué ocurre en Jujuy o Rosario, excepto alguna catástrofe climática, humanitaria o política, sino que tampoco ningún porteño tiene la más remota idea de lo que ocurre en Avellaneda, ciudad más cercana al centro político y administrativo de la ciudad de Buenos Aires que los barrios porteños de Saavedra, Villa Pueyrredón o Villa Devoto, mientras el vecino de Avellaneda, Quilmes, San Justo o José León Suárez se encuentra permanentemente bombardeado por una problemática porteña que, en gran medida, no se corresponde con su propia cotidianeidad.
No debe quejarse: esa “problemática porteña” trasmitida a todo el país tampoco concuerda con la propia cotidianeidad del vecino de Buenos Aires, pero llega a obnubilarlo, distorsionando su propia mirada hasta hacerla parecerse a la realidad mediáticamente trasmitida.

Los medios ya no son medios

Uno no va a pretender descubrirle el agujero al mate diciendo que los “medios” han ido evolucionando hasta convertirse en “sujetos”: ya no son instrumentos de trasmisión sino sujetos trasmisores, y se encuentran en el centro del debate político y la pelea por el poder real. Pero, curiosamente, esto que todos sabemos, suele olvidarse. Se olvida, por ejemplo, cuando se analizan o más bien se describen las recientes elecciones porteñas y se habla de la campaña de Macri, como si la campaña de Macri fuera la que diseñó Durán Barba, siendo que la campaña de Macri, o la de ese sector que se opone frontalmente a la dirección que el kirchnerismo le ha impreso a la política y la economía argentinas, es diseñada y ejecutada por los grandes medios de comunicación, que no son instrumento de Macri o de cualquier otro factor político sino que sucede exactamente a la inversa. Es así como mientras los medios destruyen sistemáticamente lo que pueden destruir del kirchnerismo e ignoran el resto, el “candidato” se limita a sonreír amablemente y a distribuir globos a los niños y libros a los viejitos.
Está bien, ¿quién puede objetarlo? Se pelea con los instrumentos de que se dispone, con todos los instrumentos de que se dispone. Y eso hay que tomarlo en cuenta, pero no puede pretenderse que un candidato llamémosle kirchnerista se limite a sonreír y a repartir globos y novelas, porque estaría aún en mayor desventaja. Quienes eso pretenden, exigen o recriminan, olvidan quién hace la política, la auténtica política de ese magma llamado “macrismo” y creen que la política eficiente, exitosa, es la que diseña Durán Barba.
Pero la distorsión surgida del uso del resultado electoral por parte de los estrategas de esos instrumentos llamados Pro, Macri, Durán Barba, llega más allá y obnubila el entendimiento hasta de aquellos que deberían tener por lo menos algún entendimiento. Es así como algunos sectores  intelectuales y aun políticos se abocan a las catarsis colectivas indiferentes al punto central de la política argentina, que no es ni puede ser una elección para elegir al intendente de Buenos Aires sino la instrumentación del resultado de ese acto electoral para instalar a Mauricio Macri como gran esperanza blanca para las elecciones presidenciales del 2015.
En el 2011 Macri ya no puede ser candidato presidencial ni jefe o cabeza de una alianza o espacio de esa suerte de menemismo fashion y facho que se ha impuesto en las elecciones porteñas, tuvo un notable desempeño con un candidato claramente impresentable en Salta y amenaza con romper records en Santa Fe. Y no puede serlo porque le resultó imposible conjugar en la capital buena imagen y chances electorales de algún sustituto, como podía ser el caso de Gabriela Michetti, con la continuidad de los grandes negocios garantida únicamente por Rodriguez Larreta y su “equipo”, razón por la que tuvo retirar su candidatura nacional para presentarse en la ciudad como único modo de mantener su fuerza política en el distrito. De no ser por esta debilidad estructural, es razonable sospechar que tras un seguro segundo puesto en las elecciones presidenciales habría quedado instalado como gran referente opositor y seguro candidato de una alianza “menemista fashion y facha” para el año 2015. La conducción de todo este proceso, basada en el buen desempeño del Pro en las elecciones porteñas, consiguió disimular esta debilidad e instalar a Mauricio Macri como gran ganador y seria amenaza contra la capacidad electoral de la presidenta de la nación, espejismo construido con la invalorable ayuda de intelectuales, activistas y no pocos dirigentes del kirchnerismo, tan obnubilados por la manipulación como el más inocente de los ciudadanos porteños en particular y argentinos en general.

La real realidad

De repararse las cifras crudas y objetivas de la elección porteña surge con claridad su relativa insignificancia real, que contrasta fuertemente con la construcción simbólica que de esa elección se ha hecho.
Sobre un padrón de 2. 400 mil habilitados para sufragar, el Pro obtuvo 830 mil votos, el Frente para la Victoria prácticamente 500 mil, Proyecto Sur 225 mil, todas las demás fuerzas reunidas unos 300 mil votos, mientras no concurrieron a votar 650 mil ciudadanos, una cifra nada desdeñable al ser colocada junto a las demás.
Si se analizan los diferentes desempeños en función de lo que más importa a la conducción de este proceso y hasta al Pro mismo, más allá de concluir en que Marricio Macri se encuentra muy cerca de ser consagrado jefe de gobierno, puede observarse con mucha claridad que la diferencia entre el Pro y el FPV es de apenas 330 mil votos y que en camino a la elección presidencial los 500 mil votos obtenidos por Daniel Filmus no son un techo sino, por el contrario, el piso del que parte la candidata a presidenta Cristina Fernández, mientras que los 800 mil votos del Pro carecen de un candidato claro con el que encolumnarse, pudiéndose conjeturar que tenderán a dispersarse, yendo en un buen porcentaje a engrosar los votos de Cristina Fernández.
Y esto es así porque, no obstante el “discurso” mediático, el Frente Para la Victoria ha hecho una muy buena elección, tan buena como la del Pro, o acaso relativamente mejor, de comparársela con la elección para jefe de gobierno del año 2007, cuando en la primera vuelta Macri obtuvo 798.000 votos, apenas 32 mil menos que los 830 mil obtenidos el 10 de julio.
El Frente para la Victoria había obtenido en el año 2007, 414 mil votos,  75 mil menos que los 489 mil del 10 de julio.
En cuanto a la segunda vuelta, en el año 2007, Macri recibió 1.007.800 votos mientras que los de Filmus fueron 645.780. En otras palabras, Filmus necesita 156 mil votos más que los obtenidos para igualar su desempeño del 2007, mientras que, para lo mismo, Mauricio Macri necesita sumar 237.800.
En realidad, el desempeño de electoral del Pro fue más o menos equivalente al cumplido el año 2007. Lo que ha cambiado es la percepción, y esa percepción cambia no justamente por la observación directa y fría sino debido a la construcción mediática que ha colonizado a los propios kirchneristas porteños, a sus candidatos y, sorprendente o no tan sorprendentemente a sus intelectuales: todos ellos han sido incapaces de elaborar un discurso, no contrapuesto al de los medios, porque no se trata de algo tan tonto, sino un discurso operativo que surja de una observación fría y objetiva de la realidad y ayude a los activistas y simpatizantes kirchneristas a observar la realidad con la debida perspectiva y no a través del ojo de la cerradura de los medios porteños.
No ha fallado la campaña electoral ni el desempeño electoral: ha fallado la capacidad de los dirigentes, cuadros e intelectuales del kirchnerismo de la ciudad de Buenos Aires, que siguen creyendo en la existencia de una verdad objetiva y, mucho más grave aún, de la existencia de una suerte de tribunal de la Razón que parece residir en la suma de los votantes anónimos.
Ni una cosa ni la otra existe, pues “la verdad” es siempre relativa, subjetiva e instrumental, y no existe una “Razón a la que apelar sino una emoción, una pasión y una esperanza que despertar.

EL PIBE MUERTO EN HUMBERTO I° Y PASEO COLÓN

Ayer por la tarde, el horror nuevamente recorrió las cámaras de televisión: un chico de 22 años que salía de su trabajo murió a consecuencia de un disparo efectuado por un cabo de la Policía Federal que hacía guardia en el Registro Nacional de las Personas donde se confeccionan y entregan los nuevos DNI.
El Ministerio de Seguridad asignó a la Gendarmería Nacional que investigue el caso.
Los voceros de la Policía Federal explicaron a minutos del suceso, que al cabo Mendoza se le cayó el arma y que esta se disparó accidentalmente, pero con el correr de las horas -y con el cadáver del chico tirado varias horas sobre el pavimento de la avenida Paseo Colón- prefirieron guardar silencio. El argumento del disparo accidental ya es un clásico en la PF.
Algunos hablan de un grupo de estudiantes que celebraba el día del amigo mientras cometían desmanes. Otros, de un grupo de carteristas que estaban actuando en la zona.
No es habitual que usen armas de fuego los estudiantes secundarios o los carteristas. Y la represión debe ser proporcional a la amenaza: es inentendible que el cabo Mendoza haya desenfundado la suya, apuntando a la cabeza, para reducir a un estudiante o a un carterista.
Estando enfundada, el arma apunta hacia abajo.
La instrucción elemental de un policía, incluso de un policía en Uganda, señala que en esos casos, la actitud correcta, si es que el individuo no tiene más alternativa que desenfundar su arma de puño, es que la porte apuntando hacia arriba, no a la cabeza de un sospechoso.
Sobre el arma homicida, los datos son confusos. Se está hablando de una Browning, que fue dotación policial en el pasado. Salvo que el cabo Mendoza fuera uno de los personajes de cera del museo policial,  es improbable que portara una de esas Browning.
La información disponible indica que el arma de puño actualmente utilizada por la Policía Federal es la Bersa Thunder de doble acción, aunque Página 12, citando fuentes de la Gendarmería, menciona una Sig-Sauer, también de doble acción.
Este dato no es menor, porque la Bersa 9 mm no puede dispararse sola. Informa la fábrica que el seguro mantiene el percutor bloqueado mientras no se accione la cola del disparador, lo que impide un disparo involuntario por caídas, golpes, vibraciones, etc.  
El sistema de doble acción, sostienen los especialistas, requiere que primero se amartille el percutor y luego se introduzca el dedo en el guardamontes dentro del cual se haya la cola del disparador: el cabo Mendoza apuntó a la cabeza de Ariel Domínguez y disparó.
  

miércoles, 20 de julio de 2011

Papel Prensa, Inadi y el camarista José Luis Monti

Me llega esta información del estudio Barbagallo y Asociados:



El juez federal Sergio Torres, interinamente a cargo del Juzgado 9, investiga al juez de la Sala C de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, José Luis Monti, ante el hallazgo de una cuenta en Suiza a su nombre, y de sus hijos, por un millón y medio de dólares (U$S 1.500.000). Monti está denunciado por los delitos de enriquecimiento ilícito y omisión de declarar los fondos en sus declaraciones juradas. Los posibles vínculos de esos fondos con la extravagante actuación del juez en varios casos multimillonarios.


El Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N. 9, interinamente a cargo del juez Sergio Torres, lleva adelante la causa penal N. 8321 contra José Luis Monti, integrante de la Sala C de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial.
La denuncia se generó como una ramificación de la causa tramitada por el juez federal Bonadío, donde se investigan operaciones de fuga de capitales al exterior a través de una cueva financiera que funcionaba en el BNP Paribas ubicado en el piso 27 de Leandro N. Alem 855. La nueva denuncia penal contra Monti se basa en el hallazgo de una cuenta 521337 en el ING Bank en Suiza a su nombre del camarista, y el de sus hijos, por la suma de un millón y medio de dólares (U$S 1.500.000), sobre la que informó Clarín el jueves pasado.
El fiscal Sandro Abraldes, subrogante en la Fiscalía de Instrucción N° 49, involucró a Monti junto a otra decena de funcionarios y 37 particulares acusados por lavado de dinero. Los montos transferidos al exterior por ese circuito financiero marginal alcanzarían la cifra de 250 millones de dólares. Sin embargo, los archivos incautados darían cuenta de que al mes de marzo de 2007 el monto total podría trepar a la suma de 905 millones de dólares en inversiones transferidas a Suiza, Luxemburgo, Miami, Panamá y Bahamas, informó la periodista Luciana Geuna.
El fiscal Abraldes detectó en los listados de la cueva financiera la presencia de funcionarios y magistrados. Luego de cotejar esos importes con sus declaraciones juradas y de comprobar que no figuraban incluidos, los denunció a la justicia federal. Entre los acusados se encuentra el ex vicecanciller García Moritán; el ex secretario de Planeamiento del Ministerio de Defensa José Antonio Romero; una ex contadora del Cuerpo de Peritos oficiales de la Corte Suprema; y el juez de la Cámara Comercial José Luis Monti junto con su esposa, la secretaria letrada de la Corte Suprema María del Carmen Foltyn.
La denuncia contra Monti y su mujer resultó radicada ante el juzgado federal N. 9, quien lleva adelante la investigación sobre el origen de los U$S 1.500.000 para determinar si serían el resultado de un enriquecimiento ilícito obtenido a través del ejercicio de sus funciones, además del ocultamiento de ese dato en sus declaraciones juradas.
El fiscal federal Guillermo Marijuan contestó la vista del artículo 180 CPP formulando el correspondiente requerimiento de instrucción para que se investigue la conducta del juez de la Cámara Comercial.
MyT había anticipado, en reiteradas notas, la conducta extravagante del juez Monti en una serie de causas que motivaron denuncias ante el Consejo de la Magistratura desde las más altas esferas del Ministerio Público.
Hacia fines del año pasado, el Procurador General de la Nación, Esteban Righi –a pedido de la Fiscal General de la Cámara Alejandra Gils Carbó- remitió tres denuncias al Consejo de la Magistratura para que investigue al juez José Luis Monti y a sus colegas de la Sala C, Alfredo Kolliker Frers y Juan R. Garibotto. Estos tres jueces habían dictado sentencia omitiendo el dictamen de la fiscalía de cámara –que establece la ley de concursos-, y fijándole plazos mínimos de 5 o 10 días para dictaminar, en tres expedientes de gran complejidad donde se ventilaban intereses multimillonarios que requerían la mayor transparencia. El Ministerio Público se avoca a estudiar la posible vinculación entre los fondos hallados y la conducta extravagante del juez en esos  casos.
Monti y los grandes holdings
De los tres casos antes mencionados, Papel Prensa es el que más atención ha recibido. Allí Monti, junto a los jueces Garibotto y Kolliker Frers, no sólo revocó la intervención judicial que el juez Eduardo Malde había dispuesto para un mejor control de la empresa sin dar vista a la fiscalía, sino que llegó al extremo de tildar a la fiscal general de poseer ideas afines al Tercer Reich Alemán por haber atribuido al Estado facultades supraestatutarias y supralegales, obviando lo más evidente del asunto: el Estado no dispuso ninguna intervención sino que acudió a la justicia pidiendo la medida en defensa de sus derechos como accionista.
En el mismo caso, los mencionados jueces de cámara resolvieron –contra todos sus precedentes anteriores- que la Comisión Nacional de Valores no tiene la facultad legal de declarar ineficaces e irregulares los actos sometidos a su supervisión, pese a que hay una norma expresa que así lo determina y la propia cámara legitimó es facultad reiteradamente. Luego de que la fiscalía interpusiera recursos extraordinarios en este caso, los jueces comenzaron a retacear su intervención bajo el argumento de que las denuncias realizadas por el socio estatal contra la fábrica que provee de papel al 95% de los medios gráficos en la argentina son intereses privados ajenos al interés general que vigila la fiscalía.
MyT también destacó el insólito accionar del juez Monti en la causa iniciada por la ANSES contra Transportadora Gas del Norte, donde el organismo planteó la nulidad del Acuerdo Preventivo Extrajudicial celebrado por la compañía por 347 millones de dólares. Allí, los jueces Monti y Kolliker Frers se habían negado a remitir el expediente a la Fiscalía General -aunque es parte en la homologación de acuerdos preventivos- según la ley de concursos. Pese a la insistencia de la fiscal y la ANSES que habían detectado la insólita omisión de dar vista a la fiscalía, Monti y Kolliker Frers dictaron sentencia omitiendo el dictamen fiscal obligatorio en los concursos.
Luego, los jueces tampoco quisieron remitir el expediente a la fiscalía para notificar el fallo, en cambio, enviaron un oficio haciendo saber la negativa a darle intervención y aclarando que los plazos para recurrir a la Corte le corrían igual al Ministerio Público, sin tener el expediente a la vista.
Recién dos días antes de que venza el plazo, la fiscal Gils Carbó logró que la Sala C remitiera el expediente pidiéndolo “ad effectum videndi” desde otra causa. En esa oportunidad, cuando llegó el expediente a la fiscalía, aparecieron tres abogados, dos de la ANSES y otro de varios acreedores de Transportadora Gas del Norte - empresa controlada por Techint - clamando desesperadamente al personal de la fiscalía que les permitieran ver el expediente, porque la Sala C también les había negado revisar la causa mientras les corría el plazo para el extraordinario.
El tercer gran caso que puso a Monti en la mira fue el concurso preventivo de Sociedad Comercial del Plata, del Grupo Soldati. En ese entonces Monti, juez subrogante en la Sala D, homologó junto a María Lilia Díaz Cordero y Felipe Cuartero un concordato que representaba el pago de un 6% del valor real de los créditos verificados. Los principales perjudicados eran los titulares de obligaciones negociables por la suma de 258 millones dólares que habían invertido sus ahorros en la holding de una compañía petrolera y el Tren de la Costa. El pasivo total rondaba los 900 millones de dólares.
En pleno trámite del concurso la Sala integrada por Monti, autorizó la venta del principal activo concursal, esto es, el 81% de la compañía petrolera Compañía General de Combustibles, con 16 yacimientos, por la absurda suma de 23 millones de dólares, a favor de un ex directivo de la compañía, Norberto Morita, en una época donde el precio internacional del petróleo se había disparado a records históricos. Para obtener las mayorías que exigía la ley, Comercial del Plata había recurrido al voto de compañías offshore que compraron los créditos de los principales bancos acreedores.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación anuló el fallo homologatorio de la Cámara en durísimos términos y advirtió a los jueces que debían resguardar la transparencia y la captación “de buena” fe de los votos en los acuerdos.
Monti y las off-shore
Bajo otro perfil, el juez Monti se ha desempeñado como defensor del sistema de sociedades offshore, lo que le trajo aparejado la anulación de más de un fallo por la Corte. En el caso “Compañía General de Negocios s/ pedido de quiebra por Mihanovich”, un ahorrista pretendía llevar a la quiebra a una “cueva” tomadora de ahorros de los argentinos que fugaba capitales al exterior. El juez Monti falló a favor de la cueva instalada en el Banco General de Negocios.
Compañía General de Negocios era una entidad financiera uruguaya offshore que, en virtud de ese sistema de fraude a las leyes, tenía prohibido ejercer actos de comercio en el Uruguay y sólo podía operar en el exterior. Así había actuado en la Argentina como financiera sin autorización del Banco Central. Los directivos de la entidad se encontraban procesados por asociación ilícita y fraude ante la justicia nacional y había importantes créditos a cobrar en la Argentina que los depositantes argentinos estafados pretendían embargar a través de un pedido de quiebra local.
Monti juzgó que la justicia argentina era incompetente para decretar su quiebra y proceder al embargo porque el domicilio social inscripto estaba en el Uruguay. Vale decir, una financiera trucha que operó ilícitamente en Argentina y no había actuado en Uruguay, según Monti, debía de ser juzgada en otro país donde no realizó ninguna otra actividad, salvo obtener la de obtener la creación de una sociedad pantalla para defraudar ahorristas argentinos.
La Corte revocó el fallo haciendo aplicación del artículo 124 de la Ley de Sociedades, el cual dispone que una sociedad extranjera que cumple su objeto social exclusivamente en el país debe ser considerada local a todos los efectos legales. Una norma pasada al olvido por académicos y jueces corporativos que defienden el sistema offshore de impunidad. Al conocer la noticia, el juez Monti sintió herido su orgullo y envió a sus amigos su sentencia anulada queriendo demostrar que contaba con sólidos fundamentos.
Nuevamente, el favoritismo del Monti por el sistema offshore se puso en evidencia en el concurso preventivo de un acaudalado administrador de participaciones accionarias en laboratorios, Manuel Vilar, residente en un lujoso country, propietario de obras de arte que adornaban su mansión y procesado tres veces por no pagar alimentos a su hija desde 2002.
Vilar se presentó en concurso preventivo invocando una deuda contraída con una sociedad uruguaya offshore, Fimelux Internacional, por la suma de 750 mil dólares. El resto de los acreedores eran su ex mujer, su hija, y sus abogados en los juicios civiles reclamando el pago de alimentos. Con el voto de la sociedad offshore se aprobó un concordato que transformaba en migajas el crédito de la ex mujer y la hija. Éstas venían de litigar durante ocho años en el fuero civil para que les reconozcan sus derechos, cuando Vilar –con la ayuda del juez Monti- logró detener la subasta ordenada en sede civil de una de sus obras de arte, de Fader, valuada en 125 mil dólares.
La Fiscal de Cámara pidió la nulidad del proceso destacando que el propio síndico decía que el concursado no estaba en cesación de pagos y denunciando la falsedad del crédito de la sociedad offshore, que ya había sido declarada rebelde en el juicio de simulación promovido por las víctimas.
Sin embargo, el juez Monti llamó a una audiencia de conciliación donde intentó convencer a la ex mujer que resigne parte de su reclamo, pese a que el concursado y el representante de la sociedad uruguaya no habían concurrido a la audiencia. En la audiencia –dijo una fuente allí presente- llamó la atención el empeño de Monti por ayudar al concursado ausente en el acto. La ex mujer y la hija recusaron a Monti y lo denunciaron al Consejo de la Magistratura. El Consejo rechazó la denuncia, a la brevedad, sin interesarse en lo ocurrido en el expediente. Sus pares hicieron lo mismo con la recusación.
Pasado más de un año, la Sala C integrada por Monti dictó “una medida para mejor proveer” para que el síndico diga si la ex mujer o su hija habían cobrado cuotas concordatarias. En cambio, la Sala no ordenó ninguna de las pruebas solicitadas por la fiscalía para probar que el crédito de la sociedad uruguaya era falso.
Ante la evidente inminencia de un fallo en contra, la Fiscal Gils Carbó denunció los hechos al Instituto Nacional contra la Discriminación y Xenofobia (INADI) por violencia económica, patrimonial e institucional contra la ex mujer de Vilar y su hija. El INADI se presentó en el expediente, ante lo cual, finalmente, luego de dos años de acaparar la causa en cámara, la Sala de Monti dictó sentencia excluyendo el crédito de la ex mujer y la hija del concurso.
Fuentes judiciales calificaron el fallo como un malabarismo insólito destinado a apaciguar al INADI, pero sin admitir ninguna imputación de fraude concursal que permitiera echar alguna luz sobre las prácticas concursales abusivas que supieron proliferar en el fuero comercial al amparo de algunos jueces.

martes, 19 de julio de 2011

¿Por qué no paran la inflación?

Para el monetarismo (desde los fisiócratas, Bentham, Say, etc., hasta los denominados hoy neoliberales, hijos del grupo Mont Pelerin y la Escuela de Chicago), la inflación se produce por la expansión de los medios de pago (dinero en todas sus formas).
Deben tener razón, ja.
Hasta 1971, la moneda norteamericana cotizaba a razón de 35 dólares la onza troy de oro. Una onza troy pesa 31.103476 gramos. Nixon acabó con el patrón oro, y dos años después, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes, asociados con las principales empresas petroleras, denominadas Las 7 Hermanas (1) por Enrico Mattei, presidente en aquel entonces del ENI (Ente Nazionale Idrocarburi) y la AGIP, duplicaron unilateralmente el precio del barril de petróleo, que en ese entonces costaba 3 dólares. Los ingresos se convirtieron en petrodólares depositados en el Primer Mundo y prestados "generosamente" al Tercero para constituir una deuda externa impagable.
Hoy, el petróleo no se consigue a menos de 100 dólares (96,83 el WTI, 116,60 el Brent).
Entonces, en 1971, el precio oficial y anclado en EEUU era de 35 dólares la onza de oro. Hoy, esa onza de oro vale 1.600 dólares.
La ironía de Mattei, que pretendía  una política energética italiana independiente, le costó la vida: en 1962, su avión explotó y cayó a tierra. 


(1) Había llamado Siete Hermanas a la Standard Oil de New Jersey, hoy ExxonMobil; la angloholandesa Royal Dutch Shell; la Anglo-Iranian, luego British Petroleoum, luego BP; la Standard Oil de New York, luego Mobil, hoy fusionada nuevamente con la Exxon (tras sortear la ley antimonopolios de EEUU); la Standard Oil de California, luego Chevron, luego Texaco; la Gulf Oil, comprada por la BP; y Texaco, luego fusionada con Chevron.






miércoles, 13 de julio de 2011

¡El kirchnerismo no se rinde, ni aunque vengan degollando!

Como solía decir el sabio General, para hacer una tortilla siempre hace falta romper unos cuantos huevos.
Que esto luego endurezca las arterias, es otro cantar.
Como se aprecia en la receta pegada más abajo, digamos entre paréntesis, uno puede ser analfabeto, tener una página de internet, y encima publicar recetas. 



Tortilla de patatasReceta Tortilla de patatas 
(Tortilla española)





Ingredientes:

recetas


  • 8 huevos
  • 1/2 kilo de papas
Pasos Receta:
Paso 1: Lavar y cortar las papas en laminas finas. Una vez puesto el aceite a calentar se echan las papas, añadiendo un poco de sal y se fríen.
Truco: Si la tortilla gusta con las papas más desechas puede ir desaciéndosela con la rasera mientras se mueve. Cuando se vean doradas se apartan y es importante que escurran el aceite en un colador o en un plato con papel absorbente.


Paso 2: Se baten los huevos con un poco de sal y una vez batidos se añaden las papas, mezclándolas bien con el huevo batido.


Paso 3: Se prepara de nuevo la sartén en el fuego con dos cucharadas pequeñas de aceite que cubran una lamina del fondo de la sartén. Se echa la mezcla del huevo y las papas.
 Truco: mover agitando la sartén con habilidad para que no se pegue la tortilla. Cuando se perciba que está cuajada se pone una tapadera encima y se da la vuelta a la tortilla (es fácil, solo hay que hacerlo con seguridad). Se le puede dar vueltas hasta que quede dorada por ambos lados según el gusto... Y ya está nuestra tortilla de papas.

martes, 12 de julio de 2011

Faltó política, no campaña

Por Teodoro Boot / Pájaro Rojo

Llueven las críticas sobre la campaña de Filmus y muchas veces sobre Filmus mismo. Insólitamente, en muchos casos por parte de gente que abogaba por su candidatura. La campaña tendrá sus problemas y Filmus sus características personales que no lo hacen muy carismático, pero nadie que esté cuerdo puede pretender que en una campaña electoral se llene el vacío de por lo menos cuatro años de ausencia de política kirchnerista en la capital. Porque el kirchnerismo no existió en la ciudad, y aún en el poder legislativo, un lugar importante de disputa, debate y orientación del abundante y desorientado activismo kirchnerista.

Imperdonablemente, tampoco existió el Estado nacional, que pretende actuar en Buenos Aires como con cualquier provincia sin darse cuenta de que, para sus necesidades objetivas, Buenos Aires es autosuficiente y no depende  siquiera de la coparticipación, porque no coparticipa. Y sin tomar en cuenta tampoco que está en manos de un político opositor que pretende, muy deficientemente gracias a dios, usar el gobierno de la ciudad como base de poder y vidriera para la creación de una fuerza nacional. Agradezcamos también que la impericia, el sistema de negocios y la ausencia de una estructura política medianamente coherente, le impidiera dejar la candidatura en manos de un colaborador o colaboradora y participar de la campaña nacional como candidato a presidente, porque ahí, agarrate.

En síntesis, que el Estado nacional pretendió actuar en la ciudad a través de las estructuras del Estado municipal, en vez de pasar por encima al gobierno porteño y actuar directamente en el territorio federal, porque aunque los porteños no lo entiendan (especialmente Pino, que en su debacle resulta que ahora se nos hizo mitrista), Buenos Aires sigue siendo territorio de toda la nación, no de los vecinos de Buenos Aires. Entiendo que mis vecinos elijan a su intendente y también que le digan "jefe de gobierno", pero aún así sigue siendo un intendente, no un gobernador. Si lo fuera deberíamos prepararnos para otra revolución. De 1874 o de 1880.

En fin, que en vez de actuar directamente, con estructuras y presupuesto propio, con agentes y operadores propios en el ámbito de la ciudad, para crear una política efectiva , una organización y una conducción política del distrito, el Estado nacional se dedicó a polemizar con Macri, la militancia a hacer agitación y pelotudeces, y ahora a culpar de ese vacío político a sus publicistas y candidatos, que -dicho sea de paso- en los últimos años estuvieron olímpicamente ausentes de la problemática política, social e institucional de la ciudad.

Esto, respecto a la campaña. Resta la paradoja de que el principal argumento electoral de Macri es la buena marcha de la economía nacional. Y el hecho de que si no saca más del 50 por ciento de los votos en primera vuelta, es sólo porque su gobierno fue desastroso.

El cuadro "ideológico" o cultural del votante medio de Buenos Aires es común al de la cada vez más extensa zona "pampeana" o, mejor dicho, cerealera. Y la mayor parte de los gobernadores no se diferencian esencialmente de Macri, sino sólo cosméticamente: Macri es apenas más brutal. Y se opone directamente a la casi totalidad de las políticas nacionales, a diferencia de Binner o Schiaretti, que se oponen sólo a las más importantes.

Desde un punto de vista ideológico, no hay mayores diferencias entre Macri y Scioli, Binner, De la Sota, Juez, Capitanich, Urtubey, Das Neves, Verna, Marín o Gioja. Lo que hay es una mayor o menor dependencia del Estado nacional y una construcción política más o menos acabada, que en todos los casos se basa en tres pilares: los sectores muy marginados, la clase media baja y la clase dirigente. Según las provincias, con parte de los sectores marginales y de los sectores medios, más la clase trabajadora, y  porciones de la clase dirigente, alcanza para que un conservadurismo popular venza a una derecha desembozada. En Buenos Aires no, porque la "base popular" de la ciudad es la clase media baja, profundamente reaccionaria, cipaya y xenófoba, y la influencia de la clase trabajadora organizada es ínfima. Hoy por hoy, aunque eso se verá en un análisis pormenorizado en los próximos días, el grueso del voto kirchnerista en la ciudad se recluta en los sectores medios medios, no en los medios bajos.

El voto duro de Macri, que es altísimo porque ronda el 30%, es un voto ideológico: los tipos están de acuerdo con todas las cosas que nosotros le criticamos al PRO, y repito que a nivel nacional el porcentaje de ese voto ideológico es también muy alto. Ahí la pelea es de otra naturaleza, de una naturaleza no electoral ni publicitaria, pero cuya base o punto de partida es derrotar a Macri políticamente y quitarle la voluntad de pelea. Pero ese sería apenas el punto de partida.

Luego, hay una batalla cultural, aunque a algunos sociólogos no les guste el término. También hay una batalla de hechos, de mostrar en los hechos por qué es necesario un buen sistema público de salud, cosa imposible de demostrar si el sistema de salud pública es secundario en relación a la medicina prepaga y al sistema de obras sociales. No se trata de mejorar los hospitales sino de transformar el sistema nacional de salud, de organizarlo según principios peronistas, aquellos de Ramón Carrillo, o si se quiere, nacionales y populares. Lo mismo vale para la educación, donde no se trata sólo de un presupuesto escaso.

Observo lo que está haciendo Nilda Garré y es de lo que estoy hablando: en los hechos la concepción del kirchnerismo respecto a la seguridad, en todos sus aspectos, debe ser superior y más efectiva que la de la derecha. Sino, puro jarabe de pico "progresista", fenómeno para tranquilizar las conciencias pero cuya inoperancia y duplicidad moral se da en que quienes hablan de la seguridad organizada según la vigencia de los derechos humanos viven en los mejores casos en barrios de la clase media porteña, en departamentos con seguridad privada, y no en Lugano o Soldati, se atienden en prepagas y no en el hospital público, y en muchas ocasiones se dan casos en que los hijos de funcionarios, dirigentes ¡y hasta sindicalistas docentes! se llenan la boca con la educación pública mientras mandan a sus hijos a escuelas privadas.

Lo que significa que en estos rubros la política y las propuestas electorales kirchneristas son un fraude, son sanata. Y la gente no es boluda, y en última instancia, todos quieren vivir como viven los legisladores y funcionarios del partido que sea, por lo que no hay que ver ninguna rareza en que voten al crápula que les promete que podrán vivir como él y no al santurrón que les dice que vivir como vive él... es reaccionario y antipopular.

¿Por qué al mismo tiempo muchas de las personas que votaron y votarán por Macri lo harán también por Cristina? Porque la economía anda bien, porque hay plata y prosperidad y porque es evidente que tanto Néstor como Cristina fueron buenos gobernantes, excepcionalmente buenos en comparación con los que los antecedieron y con lo que serían quienes se les oponen. De manera que toda esa gente le perdona a Cristina sus excentricidades, como la ley de medios, el matrimonio igualitario y la defensa de los derechos humanos.

En síntesis, que esa clase de voto cruzado entre Macri y Cristina no debería parecernos "raro" ni sorprendernos en lo más mínimo: se trata de asuntos y de esferas muy diferentes. Y aunque estén íntimamente relacionadas, el cóctel que se arma en los baleros entre la ideología neoliberal y las bondades materiales debidas a una política económica nacionalista y populista es demasiado gordo para ser manejado según los escasos y aberrantes conceptos con que el ciudadano medio cuenta.

En síntesis: es un asunto de política, no de campañas.

lunes, 11 de julio de 2011

Segunda vuelta

RECETA DE OMELETE DE JAMÓN Y QUESO.

Como ingredientes, usaremos 2 huevos, unos 50 gramos de queso de máquina, dos fetas de jamón cocido o paleta, una cucharadita de perejil picado (puede ser el deshidratado), una cucharada de manteca o dos cucharadas de queso crema.
Aceite de granola u oliva extra virgen, 2 cucharadas.
Sal y pimienta a gusto.

Preparación
- Mezclar los huevos sin batir, hasta que formen una preparación homogénea.
- Pasar los huevos por un colador.
- Agregarles la manteca derretida o queso crema.
- Incorporar el perejil a la preparación y salpimentar.
- Cortar el queso en cubitos y picar el jamón cocido.
- Calentar una sartén de teflon.
- Poner el aceite, y cuando tome temperatura agregar los huevos.
- Cuando el huevo empiece a coagular, bajar el fuego y poner el jamón y el queso en el centro y hacia un lado para poder luego plegar el omelette.
- Doblar el omelette de jamón y queso al medio o en tres.
- Darlo vuelta con una espátula. Debe quedar dorado por fuera y algo jugoso por dentro.

sábado, 9 de julio de 2011

LOS TRES ESCENARIOS DEL DOMINGO

Compartimos esta entrada de "María" en Artepolítica donde se perfilan los tres escenarios que pueden abnrirse desde las últimas horas de mañana en la ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María de los Buenos Aires (CABA, bah.....):


Escenario 1: Macri saca 45% o más, Filmus saca 35% o menos. Elección liquidada, gana Macri en segunda vuelta.
Escenario 2: Macri saca 35% o menos, Filmus saca 30%: Elección liquidada, gana Filmus en segunda vuelta.
Escenario 3: Macri saca entre 35% y 40%, Filmus saca entre 30% y 33%. A comerse los codos de acá hasta la segunda vuelta.

Cada cual se inclinará por uno u otro de acuerdo a su propia percepción. Respecto de la segunda vuelta, Daniel Filmus ha anticipado que convocará a otras fuerzas, y obviamente eso significará otorgarles un espacio en el futuro gobierno local si fuera él el ganador.
En este sentido, la mayor incógnita es el resultado que obtendrá Pino Solanas, teniendo en cuenta que no todo el voto a Proyecto Sur en las anteriores elecciones provino del electorado progresista y combativo. Pero es casi seguro que este último sector apoyará a FIlmus en segunda vuelta aún cuando el otrora revolucionario cineasta decida lo contrario y llevando al espacio alternativista a un estado de crisis.
Apoyarán a Macri los votantes de Castrilli, Todesca, Giúdici, López Murphy, Carrió, etc.
En cuanto a la izquierda que sigue la consigna "cuanto peor, mejor", probablemente aumente el voto en blanco o decidirá no concurrir al comicio, pero esos números no llegarán a mover el amperímetro.       

viernes, 8 de julio de 2011

Veda

Radios y canales de televisión del más variado pelaje nos informaron hoy que a las 08.00 comenzaba la veda electoral en cumplimiento de la ley sarazasaraza y también la veda alcohólica (dijeron con total seguridad). Craso error producto de nuestra escasa práctica democrática.
La Cervecería Bieckert y el compañero Moyano pusieron de inmediato el grito en el cielo:
- ¿Còmo que hoy?

Al filo de la prohibición, Magdalena Ruiz Guiñazú entrevistó hoy a un Mauricio Macri. El intendente se engolosinó en exagerar el haber de su gestión, y todo eso, desplegando (para goce y comprensión del vecino medio de la ciudad autónoma de Buenos Aires) un amplísimo vocabulario de casi 150 palabras o fonemas.
Respiramos hondo (¡OHMMMM!....) y adherimos (no queda otra) a la absurda veda, auténtica discriminación electoral, leyendo una crónica, la última, de la Sección Imposible de Télam.
Cualquier parecido con la realidad, como suele decirse, es pura coincidencia.




11 – Las tribulaciones del Niño Ramírez
Por Teodoro Boot
Ilustraciones de Solano López

No debería quejarme de estar el día entero estudiando el reglamento de rugby. Al Niño Ramírez no le va mucho mejor: siendo pasante en la revista para la actual temporada, por orden de García Rodríguez su destino en la vida es mantener actualizada la información para las necrológicas.
Mariani, nuestro secretario de Redacción, suele alterar, tergiversar y complicar las órdenes de García Rodríguez. Por ejemplo, además o independientemente de que por disposición de García Rodríguez yo deba estudiar las nuevas reglas del rugby y someterme a una dieta rigurosa a fin de bajar 30 kilos para ser imbatible en los line outs, a Mariani se le ocurrió designarme responsable absoluto y único redactor de la ignota sección Comercio Exterior, asunto del que entiendo todavía menos que de scrums, mauls y line outs. Pero en el caso del Niño Ramírez, se abstuvo de darle alguna orden: lo ve tan confundido con la actualización de las necrológicas que no quiere ofrecerle la menor oportunidad de hacer cualquier otra tarea que no sea la actualización de las necrológicas.
Desde entonces, El Niño Ramírez sigue absorto frente al monitor de su computadora, en la extraña postura “estatua viviente” que comparte con Ferraresi, quien sólo despierta de su letargo para manifestar su preocupación por que un comando de hinchas riverplatenses acabe con la vida de Daniel Alberto Passarela, sindicado como agente secreto boquense, un auténtico topo infiltrado nada menos que en la cumbre de la comisión directiva de la escuadra de Nuñez.
Tranquilicé a Ferraresi explicándole que la custodia policial del Kaiser había sido debidamente reforzada por las autoridades.
–¿Pero a vos te parece? –dijo Ferraresi.
Comenté que no veía nada de malo en que Passarella fuera custodiado. Ferraresi meneó tristemente la cabeza.
–No, no. Digo si no te parece extraño que se haya descubierto que es hincha de Boca.
–Bueno, es un futbolista profesional.
–¡Es el presidente del club! –exclamó Ferraresi– ¡Es como si el primer ministro francés, fuera agente de la CIA! Imaginate.
No imaginé nada y me senté a tomar mi café mientras reunía fuerzas suficientes para sumergirme en el “Reglamento de Rugby aprobado por la International Rugby Board”. Por el rabillo, reparaba en que el Niño Ramírez seguía mirando en mi dirección, pendiente de lo que yo hacía.
–Señor Monti –dijo al fin–, a usted le parecerá que soy un estúpido, pero ¿cómo se hace para mantener al día las necrológicas?
Después del súbito acceso de tos, saqué el pañuelo y limpié el monitor, salpicado de café. Me aclaré la garganta.
–Disculpame pibe. Me atraganté con una miguita…

Ferraresi volvió a despertar y acudió en mi auxilio.
–Es muy fácil. Tenés que mantener la información siempre actualizada.
La expresión del Niño Ramírez era un embrollo de nulidad y estolidez.
–¿Qué información?
–Toda la información –acoté.
El Niño se volvió hacia mí. Su labio inferior había caído hasta la altura del cuello.
–¿De qué?
–A ver…–dije disimulando en enorme esfuerzo que hacía para no soltar la carcajada–. Tenés que mantener las biografías actualizadas de tipos que todavía no se murieron.
–Pero son un montón…
–Miles –acotó Ferraresi.
El pobre Ramírez se veía cada vez más hundido en la confusión.
–No lo marees –le dije a Ferraresi en un rapto de piedad–. Lo que tiene que hacer es llevar actualizadas las biografías de los más importantes.
–Pero como también son miles –insistió Ferraresi–, de esa lista tenés que seleccionar los que se van a ir muriendo antes.
Los ojos del Niño Ramírez eran dos huevos fritos estrellados en una tarta de queso llena de granos.
–¿Y cómo averiguo…?
–¿Quién le dijo a estos pibes que el trabajo periodístico era fácil? –preguntó algo retóricamente Ferraresi.
–Hay algunos que tienen más posibilidades que otros –expliqué, antes de que fuese demasiado tarde y tuviéramos que hacer la necrológica del Niño Ramírez–. En principio, es una cuestión de edad.
El pasante pareció tranquilizarse. Ferraresi no lo iba a permitir:
–Pero la muerte es imprevisible. A cualquiera le puede agarrar un infarto, pisarlo un colectivo, atragantarse con una aceituna o… andá a saber….
–Claro –escuché decir al Niño Ramírez cuando empezó a sonar el teléfono de mi escritorio.
–Hola –dije en el teléfono.
–Pero vas a tener que averiguar el estado de salud de cada uno –explicaba Ferraresi.
–Federal en comisión –anunció la voz al otro lado de la línea.
¡El comisario Petorutti! Lo único que me faltaba.
–…si fuman, toman, se drogan, tienen alguna enfermedad hereditaria…–seguía diciendo Ferraresi.
–Estoy organizando la seguridad en la ciudad de Buenos Aires –dijo el comisario.
Traté de no seguir escuchando las inquietantes instrucciones de Ferraresi y me armé de la paciencia indispensable como para afrontar una conversación con el comisario.
–Don Américo, usted hace muchos años que está retirado.
–¿Retirado? –gritó el comisario– Sepa, Delmonte, que el comisario Américo Petorutti jamás dio un paso atrás. ¡Un oficial de la gloriosa Policía Federal argentina no se retira ni retrocede frente al crimen!
–Monti –corregí inútilmente, sin dejar de oír la voz de Ferraresi.
–Vas a tener que empezar de cero, pibe. Acá no hay archivos ni sección de necrológicas.
–… ¿y cómo empiezo?… –decía el Niño Ramírez.
–La regla de oro del periodismo –explicaba Ferraresi– es siempre recurrir a las fuentes directas.
Volví al teléfono. Petorutti había cortado la comunicación. A tiempo, porque el celular empezaba a vibrar sobre el escritorio. Resignado a que otra vez el llamado fuera suyo, atendí.
–Omare, ¿cómo stai?
¡Alessandra Bucolieri, la periodista italiana! Cada vez que Alessandra ronronea en el teléfono mi tensión arterial sube peligrosamente.
–¡Eccellente tu articolo sul bombardamento umanitario! –susurró Alessandra– Molto eccitante, molto… ¿come si dice?.. molto sexy.
–Alessandra –dije, calmoso, didáctico y gay como profesor de Oxford–, una nota sobre el bombardeo a Libia, por más que vos digas que es humanitario, no puede ser sexy. De ninguna manera.

–Ma era molto erotico, mi vini un brivido….
–¡Vos estás completamente loca!
Si bien Alessandra insiste en que le grité, eso no es verdad, aunque tal vez haya hablado en tono un poco enfático.
–Tiranno –susurró Alessandra– Io sono il tua schiava, tua puchinball.
Debía poner un corte a esa insensatez, pero cuidando de no mostrarme recio, lo que podría ser interpretado por Alessandra como una insinuación a una intimidad que no voy a negar que me resultaría atractiva pero que, más que nada, directamente me aterroriza.
–Bueno, basta de bromas, que tengo que trabajar. ¿Para qué me llamaste?
–Brr. Non arrabbiarti, mio criceto, che può essere molto pericoloso…
Era inútil. Cualquier cosa que le dijera sería inevitablemente interpretada en mi contra, pero eróticamente. No voy a negar que constituye una enorme ventaja sobre las interpretaciones de Cecilia, pero…
Mirándolo bien, las dos interpretan lo mismo: que yo las agredo y las descalifico, sólo que a Alessandra le gusta.
–…voglio un articolo –decía Alessandra, mientras yo me perdía en mi desordenada cabeza– circa il viagra che distribuisce Gheddafi…
¿Qué Ghaddafi distribuye viagra? ¿Qué estaba diciendo esta loca?
–…per lo stupro in massa degli avversari.
–Alessandra, por favor, no digás disparates.
–Non lo dico io, lo dice la Corte Penale Internazionale di La Haya.
–¡Basta de estupideces!
Y corté la comunicación, qué quieren que les diga. Hay cosas que son demasiado hasta para un periodista de Policiales abocado a estudiar el reglamento de rugby para escapar del comercio exterior. El problema es que de ahora en más, me será imposible sacarme de encima a Alessandra.
Exhalé un larguísimo suspiro. A mi lado, Ferraresi seguía instruyendo al Niño Ramírez.
–¿A usted le parece? –Por el tono de su voz, el Niño Ramírez parecía dudar.
–Siempre hay que acudir a las fuentes directas. –confirmó Ferraresi.
El teléfono de mi escritorio volvió a sonar.
–¿Le conté que me echaron del geriátrico?
¡Otra vez el comisario!
Tuve una sensación rara, como un malestar o una incomodidad, pero sin llegar a percibir el alcance y las consecuencias de las instrucciones de Ferraresi, que quedaron reverberando en mi cabeza, volví a sumergirme en el espiral descendente del Alzheimer al que me arrastraba el comisario.
–Después, el gangster de mi yerno me quiso meter en un manicomio, para proseguir impunemente con su actividad delictiva. No pudo. Es una lástima porque hubiera conocido al ministro Montenegro. Está tan nervioso que dentro de poco lo encierran.
Mientras empezaba a contar hasta diez, escuché a Ferraresi decir:
–Así que ya sabés: directamente a las fuentes.
–¿Adónde va con todo esto, don Américo?
–¿Cómo, Delmonte, no se enteró? ¡El que no se enteró se embroma! –rió Petorutti.
Cerré los ojos, tratando de tranquilizarme. Cuando los volví a abrir, el comisario no sólo no había desparecido sino que estaba parado frente a mí, muy sonriente mientras sostenía en su mano un celular y con la otra revoleaba peligrosamente su bastón de caña.
–Lo engañé –dijo al celular, pero mirándome a los ojos –. ¡Lo que no inventan ahora! ¡Un teléfono sin disco y sin enchufe!
Ferraresi se incorporó para saludar muy ceremoniosamente al comisario, que entrechocó sus talones y trastabilló, cayendo sobre el Niño Ramírez.
–Gracias, pebete –le dijo–. ¿Qué hacés acá en el diario?
–¿Qué diario? –preguntó el Niño Ramírez, ya bastante desconcertado con la actualización de las necrológicas como para adaptarse al mundo del comisario Petorutti.
–Eso –exclamó el comisario volviéndose hacia mí–. ¿Qué diario? –apoyó una mano en el hombro del Niño Ramírez – ¿Sos el canillita?
–Hago las necrológicas –balbuceó el Niño Ramírez.
El comisario se apartó de un salto y vino hacia mi escritorio.
–¿No sabe que dejaron 300 policías en los barrios del sur y llenaron todo de gendarmes?
Le dije al comisario que la noticia había salido en varios medios de comunicación.
–¿Y no está nervioso? –preguntó– El ministro Montenegro está que se come las uñas.
–No entiendo de qué me habla, don Américo.
–¡Los gendarmes van a cuidar el orden! Va a ser un despiplume.
No conseguía entender qué tenía tan nerviosos al comisario y al ministro Montenegro.
–¿Cómo se enteran los gendarmes si usted hace una denuncia al 911, que es de la policía? ¿Eh?
El comisario se dejó caer en una silla, abrumado.
–Les avisan –dije.
Petorutti me miró con asombro.
–¿Les avisan…? ¡Claro! –se incorporó con sorprendente vitalidad– ¡Les avisan!
Recogió su sombrero, que había dejado sobre el escritorio y añadió:
–Hay que contárselo ahora mismo al ministro Montenegro. Ya debe haber vaciado el frasco de pastillas para los nervios.
Y salió a la carrera rumbo al ascensor.

martes, 5 de julio de 2011

Pino Solanas, un toque de atención para la solución argentina de los problemas de los argentinos


El derrape sin retorno de Fernando Solanas se hizo patente ayer cuando, en el debate conducido por el Gato SIlvestre en América TV, reclamó que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se convierta en provincia con plenos derechos constitucionales.
Delira.
Como interpretándose a sí mismo en "El Sí de las Niñas", ganado por un amaneramiento escénico que no le hubiera perdonado Grotowsky, el líder ma non troppo de Proyecto Sur, exhibió un raro (para él) desconocimiento histórico del estatuto, en cuanto a constitución, de la República Argentina, como si ni siquiera hubiera existido Carlos Tejedor.
La culpa de tal exceso probablemente la tenga Raúl Alfonsín, aquel que nos indigestó en 1983 con el texto del Preámbulo, el Leviatán del radicalismo.
La ciudad de Buenos Aires no firmó "los pactos preexistentes" como sí lo hicieron el resto de las provincias, las cuales en cumplimiento de dichos pactos preexistentes se comprometieron a unirse -en un proceso político paulatino- en eso que se llamó Nación o Confederación Argentina indistintamente: Tratado de Pilar (1820), Cuadrilátero (1822), Federal (1831), de San Nicolás (1852) y de San José de Flores (1853). A los efectos de constituirse en nueva provincia, la ciudad de Buenos Aires debería solicitar su incorporación a la Nación Argentina, y hay que ver si los gobernadores la aceptarían en caso de que el Jefe de Gobierno fuera Pino Solanas, en especial los de las provincias mineras.
Ojo entonces, inadvertidos votantes de Pino Solanas: un voto para el director de cine podría significar que la ciudad de Buenos Aires se desprenda de la Nación y, haciendo realidad un cuento del desaparecido Luis Salinas o "La balsa de Piedra" de José Saramago, se largue a navegar sin rumbo por el estuario hacia el mar desconocido. Lo cual no sería tan terrible para sus distinguidos habitantes si la Tierra fuera realmente esférica como andan diciendo por ahí, pero nos depararía oleajes y chubascos para los cuales la infraestructura urbana no está preparada.
Los gobernadores de las provincias mineras podrían declararlo "enemigo público número uno", porque toda la monserga sobre la minería a cielo abierto esconde que sin ella, y teniendo en cuenta todas las dificultades conocidas, San Juan sería una provincia paupérrima limitada a una producción artesanal propia del Virreinato.  Sin embargo, el 60% del PBI sanjuanino lo genera hoy la actividad minera. Y alrededor del 35% del de Mendoza. Y no me vengan con el uso del cianuro, que el 80% se usa industrialmente en el área del Gran Buenos Aires.
Los delirios de cierta clase dirigente argentina no terminan en Solanas, por cierto. ¿Si Adolfo Rodríguez Sáa triunfa en las elecciones de octubre, la provincia de Buenos Aires se convertirá en un dominio feudal, un señorío del Estado Autónomo de San Luis?
Mucha locura reina por estos pagos.
Lo peor es que si la ciudad de Buenos Aires se convierte en provincia, las autoridades nacionales con asiento en ella podrían ser declaradas "huéspedes", e incluso huéspedes indeseables. ¿Pino Solanas sabe lo que ocurrió aquí en 1880, o eso es historia antigua?

lunes, 4 de julio de 2011

Confusion, mitos y elecciones

Hoy, la militancia kirchnerista asiste perpleja a unas encuestas que no la favorecen en primera vuelta a pesar de esa exuberancia numérica, empeño, historia -incompleta, es cierto, en cuanto al diálogo imprescindible con una generación desaparecida, eso que implica pasar la posta de la voluntad pero también de la creación.
Es que esa militancia o activismo carga asimismo con la pesada mochila que es esa huella indeleble, la de la larga noche que va desde marzo del 76 hasta diciembre de 2001.
Quizás no se entiende del todo por qué (se dice por ahí, no me consta) los votantes de Villa Lugano preferirían a Macri en tanto Daniel Filmus parece apoyar a “los villeros”, la amenaza cercana. Esto sucede cuando el 69  % del electorado de la ciudad considera que la indi-gestión de Macri es entre regular y mala.
¿Cuál es el problema cultural que nos aqueja (como comentó un anónimo o no tan anónimo lector en un post anterior) como para que un sector del electorado vote a su enemigo (Macri, sin duda)?
¿Se resuelve esto cambiando la estrategia publicitaria del Frente para la Victoria? ¿Se puede hacer algo a esta altura, a horas de las elecciones?
¿Es una decisión de la conducción que el FpV gane la CABA? Reconozco que este interrogante puede ser tomado como un comentario envenenado, pero quien esto escribe podría formular al menos un argumento de peso, favorable a la permanencia de este modelo y esta orientación.
¿Hubiera sido distinto si el candidato era Tomada (con un discurso más ideologizado, espejo de la militancia k? ¿O Boudou, a quien se ve, livianamente, como más acorde con la campaña despolitizadora de los globitos de colores?
Aquí tenemos un problema de hegemonía ideológica globalizada que nos trasciende largamente. Pero que preanuncia cuáles son algunas de las tareas pendientes que deberá encarar Cristina en los próximos cuatro años, porque la educación, la cultura, el sistema judicial, la política de seguridad, entre otros ítems, no se han transformado lo suficiente como para que la sociedad, mayoritariamente, opte por la continuidad por algo más que la percepción de que la economía funciona bastante bien, o entre bastante y muy bien a pesar de la inflación.
Inflación que no es percibida como lo que realmente es: un síntoma de la puja distributiva.
La crisis financiera global de 2008 (en EEUU) y 2009 (en Europa) generaron un escenario en el que el sentido común dominante seguía firmemente anclado en los espejismos del neoliberalismo, mientras lo real, la economía, demostraba la inviabilidad total del evangelio de los mercados. Sin embargo, se suele subestimar la infinita capacidad del capitalismo para autoreproducirse. Esto explica por qué la inyección de una cifra astronómica de dólares y euros para revitalizar la demanda global (keynesianismo puro, vivito y coleando) impidieron el colapso del sistema. Que fueran los bancos los que absorbieron esa ayuda no cambia el sentido de la cosa: también sucedió así con los petrodólares de los ’70, originados en países petroleros como Libia, Egipto, Indonesia, Yemen, Irak, etc., que –supusimos erradamente- iban a financiar las revoluciones del Tercer Mundo, cuando en realidad se reciclaron en los bancos y el FMI para generar ese lastre inacabable de la deuda externa.
Hoy se habla del Estado keynesiano. El propio Obama es keynesiano y hasta es posible que el FMI lo sea. Keynes elaboró una teoría para revitalizar el capitalismo, y sobre todo, para la gloria de Gran Bretaña. El capitalismo puede ser proteccionista o librecambista de acuerdo a sus propios intereses del momento. La cuestión es que, existiendo un profundo colonialismo cultural que Argentina no logra superar del todo, cuando el capitalismo central es protecconista para sí, nos convence a nosotros (a nuestras clases dirigentes) de que seamos librecambistas (¿que es el Consenso de Washington sino un librecambismo aggiornado a esta tercera globalización?) para seguir asegurándose un flujo de plusvalía hacia sus dominios. Y es lo que intenta hacer ahora con los países periféricos de la Unión Europea, de modo que es bastante estúpido creer que eixste para Grecia la posibilidad de una "salida a la Argentina". Keynesianismo o políticas activas del Estado para inducir la demanda, no es lo mismo que distribución del ingreso. Lord Maynard Keynes no se propuso hacer una revolución socialista en Gran Bretaña y menos aún distribuir salvo en lo que significara movilizar la demanda global.
Este es el reino del capitalismo financiero. Cuando en la década del ’50, Peron creó Agua y Energía, empresa estatal dedicada a interconectar y generar electricidad, las compañías privadas que la distribuían (CADE e Ítalo, ambas de capitales extranjeros) se sentaron cómodamente a atender a sus clientes transformando su anterior negocio (la generación) en el de distribuir la energía que producía el Estado. Es decir, lejos de invertir en equipos e innovación, se convirtieron en empresas financieras que timbeaban con el cash mensual, la montaña de pesos que pagaban mes a mes sus usuarios. La bendita tarifa.
Así funcionan y siguen funcionando las clases dominantes en Argentina. Al contrario, la burguesía paulista entendió el desafío, y hoy Brasil está entre las siete potencias mundiales mientras la argentina continuaba con su tradicional perfil rentístico y depredador. Sa gran oportunidad vino en los ’90, cuando compraron por centavos las empresas públicas y revendieron enseguida su participación a multinacionales, haciendo una diferencia astronómica que no invirtieron en nuevas industrias ni en tecnología: se la patinaron. Y lo que se patinaron fue el patrimonio público de cuya pérdida Argentina tardará décadas en recuperarse o acaso no lo recupere nunca.
Esta burguesía rentística sigue generando paradigmas, significaciones. En rigor, y aunque el gobierno pueda gratificarse con el nunca antes alcanzado 6% del producto invertido en educación, los grupos de poder siguen siendo en gran medida los dueños de las significaciones.
Muchos empresarios repiten, frente a una encuesta sectorial, que el panorama es alentador. Sin embargo, optan políticamente por quienes, ocultando sus verdaderos planes, van por su destrucción. Anda por ahi un empresario del calzado, un tal Grimoldi, tradicional militante de las más extremas posturas del neoliberalismo económico. Desde 2003, el gobierno dictó medidas de promoción de la actividad, incluyendo barreras arancelarias para impedir la importación desmedida de calzado brasileño y chino, créditos y otros beneficios. Hoy, la industria funciona a pleno ¿Entendió Grimoldi el mensaje? Lo dudo.
Esto explica en gran medida por qué el habitante de Villa Lugano (elijo una ubicación cualquiera, hablo del sur de la ciudad) podría optar por Macri aún cuando ese candidato, lejos de representar sus intereses, es el gestor de quienes los van a hacer caer de nuevo de la pirámide social. Hablamos de esa alianza social nefasta que coaguló en los 90 y de la que M**** fue el principal responsable.
En otro orden, este 2011 será el año de disolución de muchas figuras. En primer lugar, de Pino Solanas, y comienzo con él por el abismo irrecuperable de aquel de La Hora de los Hornos y este espantapájaros, comprobación que hiere la propia historia de quien esto escribe. Creo que las elecciones demostrarán (otra vez) que los aparatos y las agrupaciones no son nada o son poco. El grueso del pinosolanismo votará en segunda vuelta por Filmus contra Macri siempre que no impere en esa suerte de voto progre la misma confusión que llevó a Vilma Ripoll a compartir escenario con Biolcati y Llambías, la Sociedad Rural y CARBAP, ambas representantes del grupo más concentrado del poder oligárquico. Para no mencionar las intervenciones de Lozano o Alcira Argumedo, a quienes los laureles intelectuales les han quedado muy chicos. Es que tal confusión, por cierto, no se limita a quienes optarán por Solanas en esa fantasmal  "tercera fuerza".
Cuando se ponen pocas fichas a la capacidad de las agrupaciones por hacer política, esto que significa cambiar la realidad en lugar de comentarla, no es desde una torre, sea de marfil o de alguna otra cosa. Lo de las agrupaciones carga con un mito, el de los cuadros de los 70, al que le ha llegado la hora de ser enterrado. Con honores si fuera necesario. ¿Eran verdaderos cuadros políticos los de los 70? Puede ser que tuvieran(mos) una formación ideológica más completa, incomparable respecto de la media actual; puede que además la realidad nos hubiera obligado a adquirir conocimientos militares aún siendo pacifistas de alma, y que en pos de esa decisión, se(nos) convirtieran en excelentes tácticos o estrategas de la guerra capaces de vencer al oponente. Puede que.
Sin embargo, esos cuadrazos no pudieron advertir que los golpes militares del 64 en Brasil y de 1973 en Chile anticipaban lo que se venía. En este sentido, no justifico a Perón por su apoyo a la represión lopezreguista pero es posible entenderlo de otra manera. La ingerencia desembozada de EEUU, que en ambos casos está recontracomprobada en sede judicial, habría significado para Argentina un desastre inconmensurable, pero de todas maneras esa ceguera fue un componente de la derrota, la que sí vivimos.
Los actuales militantes kirchneristas deben encontrar su propio camino. Si bien el imperio de la imagen, pre-literaria y producto de la innovación tecnológica, ha significado un fuerte retroceso civilizatorio y ninguna transformación política puede limitarse a ese campo.
Hay que poner la imaginación a trabajar.


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