martes, 15 de junio de 2010

EL PERONISMO Y LA BIPOLARIDAD


El candidato colombiano dijo que Macri es bipolar: ¡PROCEDA, MORGADO! No fue inocente, ni un exceso, ni un gesto del extraño humor empresarial.
Para remar contra la trivialidad, la bipolaridad (término de la física inflitrado por las neurociencias) podría ser definida como una enfermedad inventada por los laboratorios farmacéuticos para segmentar el mercado de lo maníaco-depresivo. La neolengua mediática de De Narváez se entronca con otras definiciones de varios referentes del menemismo resucitado.
" Soy justicialista", explicó.
Busti: "De Narváez claramente ha elegido el peronismo".
Solá:  “el peronismo no es de derecha”.
Duhalde: “el kirchnerismo es una deformación del peronismo”.
Y agreguemos al serpenteante Julio Bárbaro, que es cualquier cosa menos tonto, frente a Rosendo Fraga y Mariano Grondona:hay dos peronismos. El kirchnerista, relacionado con los 70. Y el federal, relacionado con los 90”.
Que Macri se sume o no a esa propuesta dependerá de la respuesta que se perciba sobre la viabilidad de reflotar la alianza social que hizo del menemismo “el gobierno más exitoso de la tierra” llevándolo derechito al 2001 y a la megadevaluación.
Los muchachos justicialistas -condenados a estar a la defensiva- necesitan definir qué son respecto del peronismo, necesitan re-adueñarse del término, y recurrirán tarde o temprano al combo folklórico con el que piensan capturar al sector del mercado de tradición justicialista, mientras dan “a la otra pata” todas las señales necesarias sobre seguridad en términos jurídicos y policiales, restricción del gasto público, disminución de impuestos al sector empresario con el argumento de la inversión, y el resto del paquete neoliberal.
Todavía no cuentan con hallazgos como el salariazo y la revolución productiva, pero la “bipolaridad” marcha en esa misma dirección, dentro del marco de la banalización de la política que cultivan los ideólogos de la no-ideología. Los bipolares están condenados al éxito, son el viejo populismo conservador con los contenidos que agregó el neoliberalismo corporativo.
Pugnan por retornar a esa vieja hegemonía que probó su mortífera capacidad para hundir al país. 
Otros federales, los auténticos, participaron en las revoluciones de 1890 y de 1905 contra el orden conservador aunque el proyecto federal había sido derrotado definitivamente cincuenta años antes, en febrero de 1852. Bajo otras denominaciones y modernizaciones, el viejo proyecto mitrista no termina de morir.
Es necesario empujarlo al abismo.
Porque no es cierto que "peronistas seamos todos peronistas".
Y... y estos cambios producidos por el kirchnerismo ya no pueden ser abolidos.

1 comentario:

Eva Row dijo...

Qué curioso, yo siempre miré al peronismo desde la vereda de enfrente. Mi vida consciente incluyó al Perón de la última presidencia con su tumor maligno: López Rega. Luego vino la quema del cajón en la campaña donde ganó Alfonsín, más tarde llegó Menem, la versión más incomprensible del peronismo. Por los productos que ví, yo no podía mirar al peronismo con buenos ojos, y lo bueno sólo estaba en el pasado sepultado. Luego llegó el compañero Kirchner y se me enderezó el entendimiento: con NK comprendí qué cosa era el verdadero peronismo, y me uní a ese peronismo que para mí es el único.

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